SEGUNDO DÍA DEL QUINARIO EXTRAORDINARIO A JESÚS DE MEDINACELI
ORACIÓN
Pastor que con tus silbos amorosos
me despertaste del profundo sueño,
Tú qué hiciste cayado de ese leño,
en que tiendes los brazos poderosos,
vuelve los ojos a mi fe piadosos,
pues te confieso por mi amor y dueño,
y la palabra de seguirte empeño,
tus dulces silbos y tus pies hermosos.
me despertaste del profundo sueño,
Tú qué hiciste cayado de ese leño,
en que tiendes los brazos poderosos,
vuelve los ojos a mi fe piadosos,
pues te confieso por mi amor y dueño,
y la palabra de seguirte empeño,
tus dulces silbos y tus pies hermosos.
Oye, Pastor, pues por amores mueres,
no te espante el rigor de mis pecados,
pues tan amigo de rendidos eres.
Espera, pues, y escucha mis cuidados,
pero ¿cómo te digo que me esperes, si estás para esperar los pies clavados? Amén
INVOCACIONES
Jesús, tú que eres manso y humilde de corazón, danos un corazón grande para amar y fuerte para luchar.
Padre Nuestro.
Jesús, tú qué has venido para que tengamos vida y la tengamos en plenitud, enséñanos a ser portadores de vida para los demás.
Padre Nuestro.
Jesús, tú que acogiste a todos los que se acercan a ti, acoge hoy también nuestra súplica.
Padre Nuestro.
En este segundo día de Quinario, te pedimos Señor, por todos los enfermos de esta pandemia, especialmente por los que están más graves, para que Tú, el médico de entre los médicos, les puedas sanar.
ORACIÓN FINAL
Jesús de Medinaceli, postrado en tu presencia,
y con el mayor fervor de mi alma,
te pido y suplico que imprimas en mi corazón
vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad,
verdadero dolor de mis pecados
y firme propósito de enmendarme;
mientras que, con gratitud y dolor,
contemplo en tu imagen la grandeza de tu amor
por cada uno de nosotros. Amén.
no te espante el rigor de mis pecados,
pues tan amigo de rendidos eres.
Espera, pues, y escucha mis cuidados,
pero ¿cómo te digo que me esperes, si estás para esperar los pies clavados? Amén
INVOCACIONES
Jesús, tú que eres manso y humilde de corazón, danos un corazón grande para amar y fuerte para luchar.
Padre Nuestro.
Jesús, tú qué has venido para que tengamos vida y la tengamos en plenitud, enséñanos a ser portadores de vida para los demás.
Padre Nuestro.
Jesús, tú que acogiste a todos los que se acercan a ti, acoge hoy también nuestra súplica.
Padre Nuestro.
En este segundo día de Quinario, te pedimos Señor, por todos los enfermos de esta pandemia, especialmente por los que están más graves, para que Tú, el médico de entre los médicos, les puedas sanar.
ORACIÓN FINAL
Jesús de Medinaceli, postrado en tu presencia,
y con el mayor fervor de mi alma,
te pido y suplico que imprimas en mi corazón
vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad,
verdadero dolor de mis pecados
y firme propósito de enmendarme;
mientras que, con gratitud y dolor,
contemplo en tu imagen la grandeza de tu amor
por cada uno de nosotros. Amén.
